lunes, 25 de noviembre de 2013

Nunca es demasiado tarde, princesa

Irene fue una de las personas que participó muy amablemente en las encuestas que realicé a madres con discapacidad. Quería conocer la maternidad desde otro punto de vista, familiarizarme con los miedos de una persona que tiene una diversidad funcional y se ha atrevido con el difícil reto de ser mamá. Todas estas madres que reconocen que los hijos son lo mejor que les ha pasado en la vida y que demuestran día tras día que sus capacidades para la maternidad son exactamente la mismas que las de cualquier otra mujer. Ellas si son madres corajes.

En esas charlas por correo electrónico conocí a una mujer luchadora, comprometida, con una infinita capacidad de perdón y siempre con una sonrisa. Hoy quiero reseñar aquí su libro Nunca es demasiado tarde, princesa que ella misma califica como de autoayuda. En él se relata la historia de siete personas cuyas vidas sufren un duro revés (discapacidad, maltrato, cáncer, drogas…) y hace que su manera de vivir dé un giro, se planteen cosas que nunca antes habían estado en su cabeza y pese a todas las dificultades, lograr ser felices.

No es su primer libro, pero todos tienen un denominador común, transmite la ilusión por la vida, el optimismo y la fuerza de los que ella misma es abanderada. En Nunca es demasiado tarde, princesa nos habla del valor de la familia, la amistad, la generosidad, es un himno para todas aquellas personas que creen que su vida ante una dificultad se encuentra finalizada. Nunca es tarde para empezar de nuevo, requiere esfuerzo, compromiso, perseverancia… pero en la vida lo difícil se consigue, lo imposible se intenta.

Más información:
Presentación del libro el día 25 noviembre de 2013 en La Terraza de Gran Vía de Madridiario:



Larazon.es 14 de noviembre de 2013
Encuentros digitales de El Mundo 22 noviembre de 2013
Página web de Irene Villa

lunes, 11 de noviembre de 2013

La lección de August

August Pullman es un niño que sale muy poco de casa y cuando la hace camina siempre mirando al suelo, ocultando su cara. Tiene su rostro deformado y eso le hace ser distinto por mucho que el quiera ser un niño más. Su familia y su perra hacen su vida amigable y se refugia en ello. 

Pero llega el momento de enfrentarse a la realidad ya que tiene que empezar el colegio. Auggie tiene miedo de salir de esa burbuja de protección y seguridad que le aporta su entorno y de rodearse que murmura, se da codazos y mira de una manera furtiva cuando el pasa. ¿Qué ocurrirá en el colegio donde tendrá que convivir con otros niños? La crueldad de los niños a esos años puede marcar para el resto de la vida, y más si una persona tiene el rostro deforme por lo que el miedo se incrementa porque se convertirá en la persona de la que reírse, con la que nadie querrá jugar y a la que harán el vacío. 

La madurez que se adquiere día a día, el afianzar la creencia en uno mismo, el aceptarse como es… R. J. Palacios, la autora ha sabido mostrar que la sociedad admite con dificultades a las personas que son diferentes, que toda esa inocencia y permisividad que aparentamos es hipócrita puesto que no nuestro mundo está lleno de esas murmuraciones, de injusticias y de mezquindades. 

Aprenderemos con August la importancia de conocer realmente a las personas si importar su apariencia externa. Gracias a su personalidad hermosa, transparente, valiente y admirable logrará pasos importantes.

"Todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en nuestra vida,