Me hablaron de ella, de Isabel Roca, con mucho entusiasmo, con el orgullo de una amistad de años. Fui comentando a algún amigo y resulta que era una persona más popular de lo que pensaba. Todas las buenas referencias que recibí se quedaron cortas cuando la conocí. Gallega de nacimiento pero salmantina de adopción por todos los años que lleva viendo aquí, inquieta por naturaleza estudió Derecho y Políticas pero tiene alma y corazón de escritora.
Isabel tiene síndrome de Still, una enfermedad rara que ha hecho que desde los tres años tenga a una silla como una de sus mejores amigas. Pero esta silla no es lo que ves cuando la conoces, sino una gran sonrisa que raramente desaparece de su cara, un entusiasmo desbordante por todo lo que hace, un amor inmenso por la escritura.
Su primer poemario y, espero que no el último, se llama Deseo de Paz. Arriesgó a lo más complicado porque la poesía es un género que da miedo enfrentarse a él, no es tan "agradecido" como un relato. Hay que llegar al corazón del lector, despertar emociones, evocar recuerdos, sentir un estremecimiento, aflorar la pasión.
La presentación del libro tuvo lugar en la biblioteca de la Casa de las Conchas el 18 de diciembre de 2009.
Sólo puede decir una cosa del poemario: Sentimiento. Lo que leo a través de todos los versos es un desgarrado desamor, un amor por la familia, y una constante superación.
Me es muy complicado elegir uno solo de todos los poemas que hay escritos, aquí os dejo algunos versos:
- “...Deja de esconderte amor, para mi suerte,
que nunca el corazón tuvo más ganas,
de ver en mi cielo tus estrellas,
que me lleven a ti, para abrazarte...”
(Deja de esconderte)
-
“...Mientras haya una persona
que luche con ganas,
que rompa un mandato,
que tenga una idea,
que baile con gracia,
que sueñe algún vuelo,
que aprenda de sus fallos,
y que quiera besar con pasión unos labios...”
(No estaré sola)
-
“...Anhelando que la distancia se disipe
Como la lluvia al salir el sol,
Como el tiempo trae la primavera,
Como la confianza, me traerá tu amor...”
(Así sueño yo)
Y como me han pedido que diga uno de los que más me han gustado, puedo decir que a día de hoy, mi poema favorito es Raíces. Mañana puede cambiar porque cuando releo los poemas voy descubriendo emociones nuevas.
- RAICES
Con la angustia al límite del infarto,
Tiramos las rosas de nuestro aniversario,
Rajamos a sangre fría nuestra cama,
Y aún nos devolvimos el anillo de compromiso.
Así bebimos el último sorbo.
De un frenesí que se había vuelto amargo,
Porque todo lo hecho era un estorbo,
Decidimos salir de aquel letargo.
Cortamos todo a ras de suelo,
Para no ver el tallo ni sus flores,
Echamos tierra por todos los rincones,
Olvidándonos que debajo estaban las raíces.
Brotaron de parte a parte las pasiones,
Como las hojas en el árbol seco,
Volvimos a poder mirar juntos a la luna,
Y hasta encontramos una isla donde perdernos.
Por favor, Isabel, esperamos ya ese segundo poemario y recuerda que esta semana tienes algo que cumplir porque no puedes guardar para ti sola todo ese talento que posees.
Hola Pilar, comparto tu buena impresión que tienes de Isabel Roca. Conocí a Isa en Salamanca, cuando fui a hacer un master en filosofía. Menciono ese detalle porque siempre me llevaron por la vida las olas de la razón analítica y las palabras de la poesía.
ResponderEliminarCon Isa paseamos por aquella ciudad poética que es Salamanca, tomamos helados en la Plaza Mayor, fuimos al Puente Romano, y además de encontrar la poesía en sus escritos, encontré lo poético en su vida misma, en su trayectoria vital, siempre domesticando los momentos adversos, a veces luchando y a veces seduciendo a las circunstancias que eran más fuertes que ella. Y así, nunca le faltaban caminos por donde ir, lo cual le convertía en una chica que habla muy bien el idioma de la vida académica, de la economía, de la política, de la ciencia; pero en esos campos ella es una viajera temporal, su patria es la poesía.
Ahora mismo me he puesto a releer su primer poemario y también a recordar los cafés que tuvimos en el centro Vialia, conjuntamente con Isabel Izquierdo y Luisa, su escudera no menos poética, quien aparentemente ignora todo lo que pasa en el mundo pero no tropieza con piedra alguna, ya que siempre tiene los ojos bien abiertos a todo.
Serapio Cazana.