El músico ciego es una novela de aprendizaje, amor y superación. La sensibilidad que desprende la lectura de este autor es similar a la de otros escritores rusos como Tolstoi que te enganchan desde el primer momento por el intimismo y la percepción del mundo que les rodea.
Vladímir Korolenko se regodea en las descripciones y crea un protagonista excepcional, Piotrus, un joven nacido en una familia de acomodados terratenientes. Pronto la madre descubre que el niño tiene una mirada fija y no responde a otros estímulos visuales y se desespera pensando en la futura vida de su hijo. Su tío Max, que en una batalla había perdido una pierna y su brazo izquierdo había quedado inutilizado, es el único que considera que el niño debe tener una educación adecuada que le permita desarrollar sus capacidades. En ello pone todo su empeño.
Un día escucha el sonido de un flauta y la madre manda traer un piano esperanzada porque su hijo pueda encontrar en la música un motivo y darle un futuro mejor a su hijo. Así poco a poco las notas del piano revelarán su tristeza o su alegría y serán su medio para descubrir la belleza. Conoce a la joven Evelina desde niño que será una prueba de autoconocimiento y de seguridad. Se encontrará con un apoyo más allá de la relación amorosa que establecen, ella es sus ojos y su puerta a un mundo que el no puede ver pero si sentir, olor y experimentar de otras maneras.
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